1.- Tumbarse de lado y apoyarse en uno de los brazos doblado con el antebrazo sobre el suelo y la palma de la mano hacia abajo. La otra mano debe permanecer levantada por encima de la cabeza, siguiendo la línea del cuerpo que tiene que permanecer recto.
Una vez lograda esta postura, se debe rotar el tronco hasta que los hombros queden paralelos con el suelo sin llegar a tocarlo con la mano. El ombligo tiene que meterse con fuerza hacia adentro.
2.- Recostarse sobre el piso boca arriba y entrelazar los dedos por detrás de la cabeza. Levantar las rodillas hacia el pecho, levantar los omóplatos sin provocar tirantez en el cuello.
Enderezar la pierna izquierda formando un ángulo de 45º y al mismo tiempo, flexionar el torso hacia la derecha, llevando el codo izquierdo hacia la rodilla derecha. Cambiar de lado y hacer varias repeticiones.
3.- Presionar la espalda contra el respaldo de una silla y contraer los abdominales. Levantar las piernas unos centímetros sin doblar la espalda. Reiterar varias veces.
4.- Recostarse boca arriba sobre una colchoneta y con un ritmo adecuado flexionar una pierna y luego la otra como si se estuviera pedaleando. No hay que olvidar que el abdomen debe estar contraído.
Consejos útiles a tener en cuenta: la respiración durante los ejercicios tiene que ser profunda. Los movimientos deben ser lentos, pausados y nunca esforzarse de más.
Es importante mantener una constancia para ver los resultados. Es mejor hacer pocos minutos al día que hacer una hora, una vez a la semana. Con diez minutos diarios puede ser suficiente si el sobrepeso no es excesivo
Fuente: enPlenitud
Fuente: enPlenitud
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